Jesús Sanz Astigarraga
29 de diciembre de 2010
Españoles, ¿sois idiotas?
Jesús Sanz Astigarraga
9 de diciembre de 2010
14 de noviembre de 2010
Sí No
26 de octubre de 2010
Rafa Pons se hace un hueco en la noche valenciana
jueves, día 21 de octubre. Los estudiantes se dirigen hacía la dársena número dos del puerto, se celebra el concierto de Bienvenida de la Universidad de Valencia. Los jóvenes se congregan para disfrutar de un cartel que abre con los indies Lori Meyers. Pero nosotros decidimos pasar de la masa y dirigirnos a un pequeño localito ubicado cerca de Nuevo Centro, a tiro de piedra de la parada de Turia. Hoy actúa un cantante medio desconocido en “La Edad de Oro” y allí que vamos.
Así se despide este barcelonés de 32 años, cuya carrera en solitario comenzó allá por el año 2002 con la publicación de su primera maqueta (Dime con quién andas). El primer disco (Mal te veo) llegó en 2007 después de varios años participando en diversos concursos de cantautores por todo el país. En 2009 llegaría “Insisto”, su trabajo más reconocido y, como se indica en la entrevista dentro de unos meses tiene previsto publicar el que será su tercer trabajo.
12 de octubre de 2010
Julia
10 de octubre de 2010
6 de octubre de 2010
Rutinas inconstantes
En eso se convierte mi vida desde hace un tiempo. En rutinas de levantarse a las seis pero no saber como terminará el día. No está mal, me quejaba mucho y sigo estando infinitivamente cansada. Pero me compensa. Es genial eso de poderte bajar del metro cuando te apetezca y andar, andar y andar sólo porque te apetece. Valencia es una ciudad perfecta para pasear, tiene algo agradable para los peatones. Si no fuese por los semáforos eternos y las indicaciones reducidas (me refiero a cuando te dicen "eso está a diez minutos", y cuando llevas media hora aun ni has vislumbrado el destino a lo lejos).
Pues eso, hablando de rutinas actuales y futuras, mañana ocurrirá algo que es así como muy americano y muy teenager. Me han llamado por teléfono cuando volvía a casa en el tren. Yo he pensado que sería mi madre, que igual no se lo cogía. Pero no, las fuerzas del destino se unieron y una tal María se presentó al otro lado del auricular. Me ha preguntado si "¿hablo con Clara Ferrando?" (yo estaba por decirle que por diez euros podía ser hasta Darth Vader, para que veáis lo mala que esta la situación económica por aquí). Le he dicho que sí, que era yo misma. Total que la tía quiere que vaya a una entrevista a la que me apunté hace más tiempo del que me puedo acordar. En principio el trabajo pinta bien, alguna tarde y festivos, al lado de mi casa. La empresa ya no se si me gusta tanto. No me suena mucho, la verdad. Se llama algo así como McDonald's.
3 de octubre de 2010
1 de octubre de 2010
Still alive
20 de septiembre de 2010
Cero
10 de septiembre de 2010
Pirados pirómanos con cámaras
Hoy me he sumergido de nuevo en el mundo de las noticias. Y me ha llamado la atención que un pirómano virtual ocupe todos los primeros puestos en el ránking de sucesos internacionales. El hecho de que una especie de loco con afán de protagonismo ocupe todas las primeras planas me hace replantearme en que clase de sociedad estoy viviendo. La historia es tan sencilla como incoherente, además de patética.Pulsando aquí encontrareis la noticia completa.
7 de septiembre de 2010
Riesgos, riesgos, riesgos...
4 de septiembre de 2010
Mi casa me deprime, no se porqué pero no puedo evitarlo. Es grande, es bonita, etc etc, pero me deprime tener que quedarme aquí. Y cuando más tuentis veo y más blogs leo más y más me hundo en la miseria. Por los demás principalmente. Ahora la mayoría se van, que si pisos en Valencia, que si otros tantos en Madrid y yo, aquí. Que una cosa no quita la otra, que en teoría puede que no tenga motivos consistentes para quejarme pero quedarme en casa este curso me mata más de lo que me podía imaginar y eso que aún ni ha empezado. No tener un maldito piso implica chuparse casi tres horas al día en viajes , que me costarán mas de cien euros al mes, solo en idas y venidas. Implica también el llegar cansada y asqueada a una ciudad en la cual no puedo hacer casi nada de lo que me interesa, ni deportes universitarios, ni actividades extraescolares, ni asociaciones, ni exposiciones, ni nada por el estilo. Y sin gente con la que poder salir, quedar o simplemente estudiar, porque la gran mayoría desaparece. Tampoco puedo trabajar, evidentemente, así que a parte de tener que perder tres horas al día me quedo sin la oportunidad de buscarme algún trabajo para las tardes en Valencia. Total, sin tiempo ni dinero, cansada, no pudiendo buscar cosas nuevas que me interesan y encima gastando y gastando en viajes, comida, etc etc.
26 de agosto de 2010
Confesones de una ama de casa atolondrada y prematura
23 de agosto de 2010
Calor y sopor veraniego
- Terminar de leer "La Conjura de los Necios".
- Empezar a leer otro libro de los cientos que hay en casa.
- Poder escaquearme de la terrible e insufrible tortura en que se ha convertido estudiar inglés.
- Educar lo suficiente a mi hermano para que algún día evolucione de "ente pubescente indeterminada" a "persona mínamente racional".
- Conseguir trabajo en la vendimia y largarme el mes que viene a ganar cantidades industriales, indecentes, obscenas y escandalosas de dinero.
- Ir a todas las fiestas patronales de pueblos cercanos a mi casa y evadirme de la realidad con drogas de composición altamente etílica.
- Educar lo suficiente a mi hermano para que algún día evolucione de "ente pubescente indeterminada" a "persona mínamente racional".(x2)
- No omitir de mi memoria el hecho de que ahora debería estar en Santander de vacaciones y no aquí muriéndome del asco por culpa de quién yo me se.
- Conseguir darle a mi vida un orden y estructura o sentido que al menos sea capaz de entender a medias y dejar de dar tumbos como una peonza suicida.
- Lograr terminar los miles de millones de textos elevados a infinito que tengo empezados pero que no van más allá de la segunda página.
- Crear un complejo vitamínico que me permita soportar horas y horas de programas de Tele5 que me veo obligada a tener que ver en mi casa sin que mi cerebro se derrita y/o sufra daños irreparables.
- Patentar algún invento estúpido pero imprescindible digno de la teletienda y forrarme con las ventas millonarias que produzca.
- Ir al "Annarock" y darme la evasión de mi vida.
- Comprarme un bazooca de última generación y apuntar a la habitación de mi hermano cuando vienen sus amigos a visitarle.
- Acordarme un poco de Diego todos los días y llamarle para hablar de la inminente destrucción mundial y nuestro papel fundamental en ese episodio de la historia regido y gobernado por gyntonics y botellines de Desperados.
18 de agosto de 2010
El país de las últimas cosas
Cuelgo algo que acabo de publicar en mi otro blog que escribí hoy y creo que la temática puede corresponder a ambos espacios. Así que como no podía decidirme por uno sólo cuelgo aquí también a la criatura.
Acabo de terminar de leer “el país de las últimas cosas”, de Auster y he sentido la necesidad insostenible de ponerme a escribir sobre él. Me habían hablado muy bien del escritor. Pero no era nada comparado con la realidad. Supera con creces las expectativas. Su forma de relatar la miseria y la desesperación me han sacudido. Los experimentos que propone en su novela consiguen introducirte en un mundo devastado. Deja a tu elección las causas del desastre pero cuenta con una maestría arrolladora las consecuencias. Se desdobla para narrar las desgracias particulares de los personajes que van apareciendo a lo largo de toda la obra, presentándolos de forma impersonal a la vez que profunda. No da detalles sobre el aspecto de su protagonista, Anna pero consigue te sientas parte de ella. El estado en que se encuentra la ciudad escenario de la acción puede parecer un mundo abstracto y hiperbólico de lo que podría ocurrir en un futuro no muy lejano. Pero si nos paramos a reflexionar en la idea de la metrópolis post-apocalíptica nos damos cuenta que en al mundo actual hay ciudades que no difieren demasiado del modelo que nos presenta la novela. Asesinatos, muertes, robos, mafias, suicidios, mercado negro, mendigos. Son solo algunos elementos más de la realidad que envuelve a los personajes. Conviven en una cotidianidad insostenible que se traduce en la rutina de la supervivencia. Sin más, con el destino incierto de no saber que ocurrirá mañana, pero con la certeza de que serán capaces de lograr sobrellevar lo que venga, con el único deseo de subsistir un día más.
Sin embargo no es complicado extrapolar la situación y compararla con el estado en el que se encuentran algunas zonas a día de hoy. Partes de África, Asia o América Latina pueden convertirse en ejemplos actuales de metrópolis enteras desestructuradas, a merced de su propia suerte. La inseguridad es el pan de cada día para miles y miles de personas. Puedes poner nombre a esas masas recordando a los que se apiñan bajo lonas de plásticos en Haití, meses después de la desgracia (aunque su situación no era muy distinta antes). Puedes acordarte de los ciudadanos de Corea del Norte, oprimidos por el fanatismo y la desinformación. También puedes pararte a recordar los millones que se cobijan en los campos de refugiados que invaden en hemisferio sur. Pero son imágenes lejanas, imprecisas y difusas. Fantasía al fin y al cabo, como las historias de Auster.
14 de agosto de 2010
Me pareció ver una telaraña por aquí, habrá que renovar las chorradas que digo en este espacio ¿no? Que ya va siendo hora. Ahora sin complicaciones, ni malos rollos, ni historias, ni ataduras, ni nada. Tengo ganas de creerme que puedo hacer lo que quiera ¿no? Iré con cuidado no sea que tropiece y me caiga desde arriba del todo. Con calma y sin parar.
28 de julio de 2010
SÍL·LABES DE VIDRE
19 de julio de 2010
Mmmh, ¿y ahora?
Hoy ha sido el día en que se han adelantado las listas de admitidos en la universidad de Valencia. A las doce en punto del mediodía han salido. Me cogieron en la primera opción. Periodismo, número doce. No he parpadeado porque no sabía que hacer, no sabía ni si creérmelo o dejarlo estar para luego. Después de eso mi cabeza ya no ha podido parar quieta en todo lo que quedaba (y queda) de día. He empezado a reafirmar y confirmar todas las cosas que quiero hacer, las que me gustaría, las que pienso que tal vez me atreva y las que fantaseo con poder hacer. Ha habido un segundo en el que me he sobrecargado un poco pero luego ya se me ha ido pasando. He llegado a la conclusión de que si hago el cincuenta por ciento de todo lo que me planteo ya voy muy, pero que muy bien. He pensado que me voy a hacer una especie de lista (hay que ver como me gusta hacer listas y tachar las cosas conforme las hago, es una sensación casi gratificante, en serio, también relaja casi tanto como explotar burbujitas de aire).
18 de julio de 2010
Que si, que me largo.
13 de julio de 2010
12 de julio de 2010
Cada vez odio más y más las grandes superficies, ese sentimiento irracional de querer matar a todas las personas cargadas de bolsas del Media Markt o del Carrefour no puede ser bueno. Hoy me he pasado toda la tarde deambulando por el parque comercial de Alfafar, menudo coñazo. Es un estrés que el lunes te ahogues entre tanto consumismo. Crisis, crisis y todos comprando, no se podía dar un paso, ni que fuese sábado (el día de compras por exelencia). Estaba todo saturadísimo de niños, abuelas, padres con hijos, parejas, psicópatas solitarios, etc, etc... Me han dado ganas de agitar cerillas y gasolina, pero me contuve. Nah, era un día tranquilo, brillaba el sol y el calor hacía el ambiente irrespirable de humedad. Pero yo sonreía como solo los idiotas saben.
11 de julio de 2010
On y off
Aquí estoy yo ahora, sentada en mi salón, con el portátil. La selección española está jugando la final y ya ha terminado la primera parte, como todo el mundo sabrá van cero a cero. Tampoco es que me guste el fútbol, nunca he visto un partido entero pero quiero saber si he de ponerme a cubierto cuando España gane y las calles se llenen de locos con banderas, gritos, alcohol y vuvuzelas.
4 de julio de 2010
Los domingos por Madrid
Cuando terminamos de comer me fui con dos amigos al teleférico de Madrid, ese aparato tan chulo que te da una vueltecita de diez minutos por encima de la Casa de Campo. To mu bonico. Lo malo es ponerse a andar por medio de ese solar erosionado a las cinco de la tarde con toda la calor del mundo acumulada y con unas sandalias que se rompen cuando bajas las cuestas. Todo precioso, si, si, si...a ver cuando me pagan y vuelvo. No se porque le llaman pulmón verde, es un secarral inmenso lleno de alambres y hierbajos que pinchan. Será la visión de los madrileños, que son muy suyos ellos. Después de vagar por el desierto durante casi una hora hemos llegado al "lago". Creo que ha sido lo que más me ha llamado la atención en todo el día. No el lago sino la concentración-campamento base-mercado latinoaméricano que había a unos metros de allí. Le llamaremos "Little Ecuador" (a modo de tributo, sin ninguna clase de sentido peyorativo). Era un sitio muy majo, todo lleno de gente alegre y puestos de comida ilegales. Una señora me ha dado a probar algo parecido a un trozo de carne de cerdo, muy rico ciertamente. Lo que me he preguntado toda la tarde es porque la gente se metía semejantes raciones de calorías y grasas a las seis de la tarde. ¿merienda, cena, comida? Creo que no quiero saberlo... También había chucherías, granizados (muy muy extraños), ropa interior falsificada y latas frías a muy buen precio. La inmersión cultural ha sido muy enriquecedora pero como no queríamos empacharnos dmasiado el espíritu de mestizaje decidimos buscar una boca de metro que nos llevase hasta el museo del Prado (que era domingo y entras gratis). Salimos en Atocha, sí, justo enfrente de la estación. Se ve que no hay más salidas del metro por las que ir que justamente tengo que aparecer por esa. Me he comprado un helado para mitigar un poco las sensaciones. Las calorías en forma de nata me han enfriado un poco el cerebro y he podido congelar un poco todo lo que me pasaba por la cabeza y ponerme a pensar en mis (otras) cosas.
El Prado esta bien, es el tercer museo más grande del mundo y esas cosas. Había cuadros que conocía y que me ha encantado ver, obras de Sorolla, Velázquez y Goya sobretodo. Aunque he llegado a la conclusión de que tal vez lo mio sea más el arte contemporáneo. Del siglo XIX en adelante y esas cosas. Iré a probar suerte esta semana al Reina Sofía (que también es gratis y no cierra los lunes). Después de absorber cultura por todos los poros de mi cuerpo y de que me doliesen los ojos de tanto mirar reyes y santos cierran el museo. Eran aún las ocho así que Diego y yo nos hemos ido a dar una vueltecilla en metro para hacer tiempo e inventarnos la vida de las personas desconocidas del vagón. Divertido, de verdad, os lo recomiendo como desestresante. Nos ha abordado uno de esos hombres que vende pañuelos de papel y yo le he dado conversación. Cuando nos ha contado su vida yo pretendía comprarle uno de esos paquetitos por las molestias de haberme tenido que contar sus desgracias. El tipo se ha bajado como alma que lleva el diablo cuando le estaba preguntando cuanto valían. Estos madrileños... Al cabo de un rato ha aparecido una mujer con intenciones similares pero ya no he tenido ganas de darle conversación, no fuera cosa que me volviera a pasar lo mismo.
Ahora hace un rato que hemos cenado y me he arrastrado (de nuevo) a esta fría e impersonal sala de ordenadores en el más lúgubre de los sótanos lúgubres de este mundo. Esperando se me pasan los ratos y me estoy aburriendo de no tener mis cosas en este maldito PC. Me molesta todavía más tener aquí mi portátil pero no tener conexión a Internet. Sí, se que es una contradicción, pero no pienso pagar los dos euros que vale el cable. Me he cansado de aporrear las teclas, me subo a leer un raro.
Buenas noches.
[...]
3 de julio de 2010
Asco de Vida
Hoy a sido un dia raro, de los más raros de mi vida y sin exagerar. No ha sido raro de pelicula, más bien ha sido raro de surrealista, de imposible y de raro. También me dolio bastante, si, si, si, pero mejor no hacer demasiado incapié en esas partes. Después de dormir apenas tres horas después de salir de fiesta por Chueca durante la semana gay de Madrid y llegar a mi habitación con un mareo de la ostia la fiesta continua un par de horas después (si es que Madrid lo tiene todo). Después de encerrarme en el aseo me he ido a mi habitación a llorar como una idiota y a escribir algo en una libreta para intentar calmarme, cosa que me ha llevado casi una hora. He decidido ponerme unos pantalones y bajar a desayunar algo no vaya a ser que encima de estar medio pirada me vaya a poner enferma. Y he atacado los cereales, oh si, y me da igual que el desconocido con el cual me he sentado me mirase raro y me diese conversación intentando animarme de forma implícita, que me la sudaba todo todo(más o menos como ahora). Terminado el banquete he subido a mi habitación y he llamado a Diego (gracias, gracias, gracias y mil veces más gracias por no enviarme a la mierda, que es lo que me merecía).
Le he acompañado a desayunar de nuevo porque la mini-habitación asfixiante y la lluvia nos estaba poniendo muy pero que muy nerviosos, claustrofóbicos y atacados de los nervios. Como una zombie he vuelto a bajar al comedor. Una vez saciado su apetito de néctares frutales hemos cogido el metro para salir en busca de una oficina de correos ubicada en medio de la nada ( cambiad la nada por ciudad universitaria en pleno julio). Hemos preguntado a los señores que corren, a los señores de los coches, a los señores que pasaban por allí, y nada. Debe de haber una organización secreta o algo peor disfrutando de que inocentes jóvenes inocentes vaguen sin rumbo por los confines desérticos de la Complutense eternamente, dando vueltas y más vueltas en círculos. Al final mandamos la dichosa oficina a la mierda y empezamos a hacer el tonto con carteles y demás artilugios entretenidos del mobiliario urbano (he de hacerlo mas a menudo). También ha conseguido hacerme reír, que aún no se ni como (gracias de nuevo) y hemos salido hacia Gran Vía, a comer. Bueno no, antes de eso hemos pasado por el colegio mayor, a por algo de dinero y ha ocurrido lo que ahora se conoce como "el misterioso incidente de la rueda". Podeís haceros una idea del suceso si pensais en una cuesta muuuy larga y empinada, un neumático abandonado, un par de personas empujando la rueda desde arriba de la calle y una puerta abierta al final de la calle distpuesta a acoger a las ruedas perdidas y sin rumbo. Fue lo más gracioso del día. sí, lo se, es bastante triste, pero es lo que hay.
El centro de Madrid era un hervidero de cultura y gente gay. Después de lo de esta mañana me repanteé seriamente varias veces lo de convertirme en hombre y tras ver como estaba el panorama las ganas de hacerlo fueron en aumento. No se, cogí la camara y nos pusimos a grabar la ciudad en plan callejeros-vagabundos, etc. Me puse tan reivindicativa en la manifestación que hasta cogí una pancarta. Por ese altruismo cívico una organización gay argentina nos hizo una entrevista y nos regaló una bonita camiseta (para dormir). También salimos en CNN+, en "eso de los gayers" como dice la gente. Lo de salir en la tele haciendo el capullo por atrás de una reportera me ha servido como una pequeña compensación por la desgracia de ayer. Igual no lo sabeis, pero no fui a visitar los estudios de Sogecable (Cuatro y CNN+) por ser una gilipoyas integral y quedarme durmindo y haciendo (todavía más y más) el idiota. Báh, luego de dar vueltas empapandonos de cultura homosexual fuimos (de nuevo) a un Starbucks, aprovecho para decir que estos locales me dan mala espina, ya les dedicaré una entrada en el futuro si se tercia, y correrán ríos de tinta y de sangre. Después de eso nos echaron de un maldito y cutre bar por no llevar los DNIs, y eso que éramos casi los únicos clientes, hay que joderse. A cuatro meses de ser mayor de edad y no puedo ni evadirme de la realidad con una triste cerveza cuando me da la gana, jo-der. Entonces yo ya me cansé de Madrid y pensé que hasta aquí podíamos llegar, estaba muy cansada así que me vine con Diego a la residencia, a hacer la colada.
Fue bonito, me sentí realizada por hacer algo útil después de días y días de ir de chorrada en chorrada. Cenamos algo insípido y de apariencia misteriosa. Vimos los últimos minutos de fútbol, con el primer gol en directo que veo en mi vida incluido. Pero todo sigue siendo igual de mierda o más que a primera hora, ni mi movil suena ni me reclaman las llaves y me siento como una enorme estúpida e idiota integral por todo. Ahora me he arrastrado hasta una enorme sala de ordenadores públicos en un sótano frío y lúgubre a escribir y descargar en sociedad las chorradas varias que tanto me atormentan.
Buenas noches.
[...]