26 de octubre de 2010

Rafa Pons se hace un hueco en la noche valenciana

El cantautor barcelonés actúa con notable éxito en “La Edad de Oro”. Se mete a los asistentes en el bolisllo con el fin de gira de su segundo trabajo “Insisto”.

Es
jueves, día 21 de octubre. Los estudiantes se dirigen hacía la dársena número dos del puerto, se celebra el concierto de Bienvenida de la Universidad de Valencia. Los jóvenes se congregan para disfrutar de un cartel que abre con los indies Lori Meyers. Pero nosotros decidimos pasar de la masa y dirigirnos a un pequeño localito ubicado cerca de Nuevo Centro, a tiro de piedra de la parada de Turia. Hoy actúa un cantante medio desconocido en “La Edad de Oro” y allí que vamos.

Nunca había pisado el sitio y me llevo una grata sorpresa. Decorado con multitud de detalles; toques kitsch por las esquinas, carteles de películas del Hollywood dorado, pósters e infinidad de matices retro. Todo acompañado por un televisor emitiendo fragmentos de viejos números de baile; Jazz y claqué en blanco y negro dotan al lugar de una atmósfera todavía más vintage. Se respira el calor en el ambiente y el contínuo tintineo de copas al fondo forma parte de la banda sonora.

Pasan los minutos y entra el artista, algunas fans ahogan una exclamación que se queda en suspiro. Pero aún falta un rato para que empiece el concierto. Hace tiempo y espera tranquilo y relajado al final de la barra, charla y bromea con la gente. Rubio, con el pelo alborotado y la barba descuidada, ojos azules. Lleva unos vaqueros y camiseta, muy informal. Pero ese aspecto forma parte de su estilo. Aunque no se le conoce en su vida privada en sus canciones se vende así; un tipo duro, sin complejos y algo pasota. Le asoma esa actitud por los cuatro costados. Nada de poses.

Ya se deciden a empezar y la gente va acercando los taburetes al pequeño escenario para no perderse nada. Apenas hay cuarenta personas, primera fila para todos. Los espectadores se intercambian sonrisas mientras concluye la espera. El decorado es simple; un taburete, un micro y él mismo. Descansan encima del taburete un botellín de agua y una copa de whiskey con hielo. Saluda y da las gracias a los que hemos venido, un público nada desdeñable, el local casi lleno. Ahí esta; él y su guitarra, sólo con un técnico de luz y sonido para darle apoyo.

Comienza el concierto, suenan desde los temas más gamberros hasta los más dulces en una sinfonía de rock y canciones de autor que hace vibrar al público sólo con acústicos. Cuenta la historia de sus trabajos más personales, anécdotas y bromas a los que la gente responde con una naturalidad impensable en otros artistas. Acepta peticiones de canciones y de vez en cuando pide ayuda al público para recordar la letra de sus temas, ya que “es la segunda vez que la toco en acústico para un concierto” asegura entre divertido y preocupado.

Tras dos horas de confidencias y canciones empieza la despedida, el típico “otra, otra!” no se hace esperar y Rafa Pons nos deleita con un bis final en el que todo el público se arranca a bailar, como si hubiese estado ya ensayado, casi estilo película musical.

Ahora toca atender a los fans, el tipo no duda en hacerse fotos con quienquiera que lo pida y repartir dos besos a todo el que se le acerca. Lejos de marcharse por la puerta de atrás se queda conversando con la gente. Hablamos con él en un momento de calma y accede a concedernos una pequeña entrevista:

Clara Ferrando: Llevas ya unos cuantos años con la guitarra a la espalda, arriba y abajo. Pero, ¿cómo empezó todo? ¿Cuándo dejó la música de ser una afición para convertirse en tu principal ocupación?
Rafa Pons: Me costó atreverme a tocar para algo más que para mis amigos. Monté una banda, los Mil Dudas, con mis amigos y después empecé a grabar maquetas. Pero apenas tocaba, era sólo para un entorno de colegas y bares. Un día decidí presentarme a concursos y gracias a los premios que saqué me fui animando a ir tocando en bares, poco a poco se fue sumando público, por internet me conocía gente, empezamos a llenar salas en Barcelona, y lo que era un hobby se convirtió en un oficio. De esto hace ya cuatro años y medio.
C.F: Has pasado mucho tiempo de gira, como comentaste durante el concierto. Me imagino que no será fácil vivir andando de aquí para allí, ¿cómo se ha portado la carretera contigo?¿Llevas bien la vida de nómada?
R.P: Es un lujo esta vida. Tiene sus puntos duros, porque, al no ser famoso, todo nos lo organizamos nosotros. Nada de lujos y muchas horas de coche o de trenes. Pero en mi caso lo llevo genial, me gusta mucho viajar y conocer gente. Además suele coincidir con fines de semana así que vas y vuelves. Soy un nómada boomerang!!- dice entre risas.
C.F: Muchas de tus canciones están inspiradas en hechos reales y en experiencias que has vivido de cerca. ¿Cómo es el proceso creativo para traducir la cotidianidad más rutinaria en temas tan sentimentales?
R.P: Yo no he conseguido hacer de la creación de canciones un oficio, sigue siendo un hobby. Es lo que me distrae, lo que me gusta hacer. Casi nunca me siento a escribir, suelo ir componiendo mientras camino, viajo o hago otras cosas. Poco a poco encuentras tu propia manera de contar, y la diferencia entre realidad y ficción se diluye muy a menudo a la hora de escribir canciones.
C.F: La mayoría de tus conciertos son en salas pequeñas, con un ambiente íntimo en el que la relación con los asistentes es mayor ¿qué significa para ti un contacto tan directo con tu público?
R.P: Mi carrera se ha ido haciendo en distancia corta, cortísima a veces. Soy de una generación que no ha tenido acceso a los grandes medios de difusión musicales, pero gracias al boca a boca y a Internet, vamos creciendo gracias a la gente que nos recomienda y trae gente a los conciertos. En ciudades como Barcelona y Madrid a veces tocamos en salas para aforos ya muy grandes, pero creo que el espíritiu es parecido al que se vive en los conciertos en salas pequeñas.
C.F: Hablando de ambientes y gente en general, ¿qué impresión te llevas del ambiente de Valencia?
R.P: Valencia es un lugar super importante para mí. Fue la primera ciudad que empezó a crecer de público después de Barcelona y Madrid, que las había trabajado desde el principio. Siempre ha habido mucha complicidad con la gente y ha marcado un camino para mí en el resto de ciudades de España.
C.F: Cuando charlas con la gente sobre tu música o recomiendas que escuchen a "Rafa Pons" la mayoría suele preguntar que si cantas en catalán, porque últimamente son bastantes los artistas que deciden decantarse por esta lengua, ¿cuál es el motivo que te llevó a cantar solo en castellano?
R.P:Yo soy castellano parlante, esa es mi lengua materna. También hablo catalán y no descarto hacer alguna canción alguna vez, pero en principio compongo en la lengua en la que pienso.
C.F: Pasando al tema de tu nuevo disco, sacas tu tercer trabajo en unos meses, ¿qué puedes decirnos sobre él?¿se trata de un disco (todavía) más personal?¿ha evolucionado o cambiado tu estilo de algún modo?
R.P: Creo que cada disco es paso a otro sitio y eso me encanta. En este intuyo que me vine un disco muy crudo, tanto de sonido como de letras. Sin paños calientes- afirma. La verdad es que estoy muy contento, creo que vamos avanzando. Ojalá guste.
C.F:Con esta terminamos ya. La gente conoce al Rafa de las canciones y, de vez en cuando, al de los conciertos. Pero, ¿cómo eres cuando guardas la guitarra en su funda? estilo de algún modo?
R.P: Muy parecido a lo que la gente ve. Evidentemente en un escenario se exageran poses y cosas, pero en mi caso soy muy parecido a lo que muestro. Me gusta la gente y soy patoso...creo que esa no es mala definición!- concluye.



Así se despide este barcelonés de 32 años, cuya carrera en solitario comenzó allá por el año 2002 con la publicación de su primera maqueta (Dime con quién andas). El primer disco (Mal te veo) llegó en 2007 después de varios años participando en diversos concursos de cantautores por todo el país. En 2009 llegaría “Insisto”, su trabajo más reconocido y, como se indica en la entrevista dentro de unos meses tiene previsto publicar el que será su tercer trabajo.
FUENTES

-Colaboradores de Wikipedia. Rafa Pons [en línea]. Wikipedia, La enciclopedia libre, 2009 [fecha de consulta: 5 de diciembre del 2009]. Disponible en <http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Rafa_Pons&oldid=31994344>

-Vanessa. Hablamos con Rafa Pons [en línea]. La revista de les nits de l'art, 2007 [fecha de consulta: 22 de ocubre del 2010]. Disponible en

-Rafa Pons. Rafa Pons. Sitio Oficial [en línea]. [fecha de consulta: 22 de octubre del 2010]. Disponible en <www.rafapons.com>

-Eduardo Izquierdo. Rafa Pons: Insisto [en línea]. Myspace music, 2010 [fecha de consulta: 22 de octubre del 2010]. Disponible en <http://www.myspace.com/rafapons >




(Ahí va, mi primera crónica de concierto con entrevista)


12 de octubre de 2010

Julia

No me gusta la lluvia, no me gusta nada en absoluto. Y también aborrezco a la gente a la que la le parece poética y bonita. Bien, pues a mí no. Me parece estúpido que pueda gustarles pasarse el día tras un cristal bebiendo café o leyendo un libro. Aburridos y sin poder salir. O saliendo y empapándote entero sólo para pillar un buen resfriado. Del lugar de donde yo vengo nunca hay lluvia. Apenas hay agua y los ríos son corrientes inconstantes y terrosas que transcurren por mitad del campo. Es lo que me gusta, el aire seco, ese calor tan agradable. Los campos que se mueven con el viento al caer la tarde. Los grajos haciendo sus ruidos y las viejas con sus mandiles respondiendo a todo con dichos y refranes añejos. Eso sí me gusta, me hacía sentir en casa. La abuela llamándome a cenar pan frito y mi tía metiéndome prisa para que terminara de asearme con el barreño. Aun puedo sentir el olor a jabón de pastilla, era de aceite de oliva. Me dejaba la piel muy suave, aunque luego se me quedara un poco reseca por el viento. Pero era la única vida que conocía y me gustaba. No era una de esas personas infelices que se atrapan a sí mismas por vivir en un pueblo pequeño. No tenía ambiciones más allá de la plaza de la Iglesia y nunca pensé en marcharme a conocer otros lugares o a estudiar a la ciudad.

Yo era feliz en la escuela del pueblo, ayudando en casa y subiendo por las tardes a pasear por el castillo o bajando al río a espiar mariposas y renacuajos. Me sentaba yo sola en una orilla, a esperar. Podían pasarme incluso un par de horas sin que me moviese de allí. Perseguía a las libélulas con la vista y me quedaba muy quieta para que los gatos se atreviesen a acercarse por allí. Lo que no me gustaba tanto era la iglesia de los domingos y el catecismo de los martes. La abuela sabía que lo odiaba, pero me obligaba a ir de todos modos. “Te pongas como te pongas” me decía. Algunas veces me encontraba con la Teresa y nos escapábamos las dos juntas. El párroco fingía no enterarse pero eso era porque el tenía todavía menos ganas que nosotras de ir al catecismo y cuantas menos fuéramos más ligera se le pasaba la tarde. Pero cuando nos portábamos mal si que sabía amenazarnos con dar parte de aquello a las madres y abuelas.

Las más de las veces íbamos detrás del molino, a fumar el tabaco que Tere le cogía a su hermano cuando se iba al bar. La verdad es que yo lo hacía por seguirle la corriente, pero aquella libertad me sabía amarga.

10 de octubre de 2010

Pensaba que las personas no cambiaban. Pero estaba equivocada. Lo hacen, y mucho. Lo que pasa es que lo hacen tan lentamente que no nos damos cuenta a primer vista. Los cambios para mejor se notan más, eso sí. Igual no es que cambian, igual es que maduran, o que entienden el mundo distinto, o que cambian sus circunstancias. Hoy me he llevado una grata sorpresa. Ya casi ni me acordaba de María, de lo genial que es y de lo fácil que es olvidarse de todo cuando se ríe. Pero no sabía que quería viajar, que quería probar cosas nuevas y que le daba miedo levantarse y ser absolutamente siempre la misma persona que hace las mismas cosas cada día. No tenía ni idea. No me hablaba así antes. Pero ahora sí. No tenía ni idea de lo mucho que nos parecemos.

6 de octubre de 2010

Rutinas inconstantes


En eso se convierte mi vida desde hace un tiempo. En rutinas de levantarse a las seis pero no saber como terminará el día. No está mal, me quejaba mucho y sigo estando infinitivamente cansada. Pero me compensa. Es genial eso de poderte bajar del metro cuando te apetezca y andar, andar y andar sólo porque te apetece. Valencia es una ciudad perfecta para pasear, tiene algo agradable para los peatones. Si no fuese por los semáforos eternos y las indicaciones reducidas (me refiero a cuando te dicen "eso está a diez minutos", y cuando llevas media hora aun ni has vislumbrado el destino a lo lejos).

Pues eso, hablando de rutinas actuales y futuras, mañana ocurrirá algo que es así como muy americano y muy teenager. Me han llamado por teléfono cuando volvía a casa en el tren. Yo he pensado que sería mi madre, que igual no se lo cogía. Pero no, las fuerzas del destino se unieron y una tal María se presentó al otro lado del auricular. Me ha preguntado si "¿hablo con Clara Ferrando?" (yo estaba por decirle que por diez euros podía ser hasta Darth Vader, para que veáis lo mala que esta la situación económica por aquí). Le he dicho que sí, que era yo misma. Total que la tía quiere que vaya a una entrevista a la que me apunté hace más tiempo del que me puedo acordar. En principio el trabajo pinta bien, alguna tarde y festivos, al lado de mi casa. La empresa ya no se si me gusta tanto. No me suena mucho, la verdad. Se llama algo así como McDonald's.

3 de octubre de 2010

Banda sonora de la maravillosa película que vi anteayer. Es cine español, y ahora una de mis películas preferidas. Es una crónica de las pequeñas cosas, una especie de mosaico de sinceridad y detalles. No se, como una especie de composición discreta sobre las verdades que nos cuesta aceptar pero a las que hacemos frente a diario aun sin saberlo. "Tu vida en 65 minutos" es alegría y espontaneidad elegante, sin más pretensión que hacer que te replantees que significa para ti la idea de la muerte como concepto o como realidad. Fascinante.




¿Alguna vez has sido tan feliz, tan,tan feliz que hayas sentido que no vale la pena vivir más?


1 de octubre de 2010

Still alive

"Compartida, la vida es más". Estos publicistas siempre consiguen sacarme alguna sonrisa inesperada. Me ha hecho reflexionar, darle vueltas a esta especie de máxima. Según los antropólogos y toda clase de entendidos en la materia los seres humanos somos seres sociales. Sí, necesitamos a los otros para configurarnos. Ya sea porque nos llevemos bien o nos odiemos. Nos condicionamos mutuamente y no es discutible. Hace mucho que soy consciente de ello, pero hasta hace relativamente poco no le daba la importancia que merecía. No me paraba a reflexionar la influencia que los otros ejercen sobre mí. Al menos no de forma consciente.

Llevo dos semanas de vértigo en las que no he parado ni a tomar aire y en las que sólo hay o tres cosas que apenas he hecho: comer, dormir y estudiar. Pero a cambio me he dejado influenciar por decenas de gente nueva. No sólo hablo de la gente de clase, que también. Hablo de desconocidos, nuevos conocidos y amigos con los que mi relación va cambiando drástica a paulatinamente con el paso de los días.

Estoy cansada y sólo tengo ganas de desconectarme, pero me parece que el ritmo no va a parar. Miro adelante y todo lo que veo son planes, planes y planes. Gente con la que has de salir, personas que te llaman, trabajos que te motivan y esa sensación de saberte vivo. La prueba más evidente es que apenas me acerco al PC, no tengo tiempo. He estado en mi casa a la hora de comer sólo una o dos veces en toda la semana. Duermo fuera, me muevo, se me escurre el dinero pero sé que esto se parece más o menos a estar vivo.