6 de noviembre de 2011

Thelma & Louise; fugitivas de lo country

Con Thelma & Louise pegada a las retinas he empezado la tarde. Los de la Sexta 3 saben como se siente la gente los domingos por la tarde cuando hace tanto frío y la lluvia es un villano amenazante. De esos que se asoman durante toda la película pero nunca aparecen a cuerpo entero hasta la batalla final, que es cuando empezarán a caer los relámpagos y los truenos de acurrucarse bajo las mantas.

Hacía mucho tiempo que me rondaba por la cabeza verla y disfrutar de las huidas por la desértica Norteamérica profunda. Son personajes planos en el minuto uno que se desdoblan entre matices conforme avanza el argumento. Como las circunstancias absorben tu manera de ser para escupirte como un combinado de emociones  al límite.



Emprender un viaje de ocio, a cualquier parte, para liberarte de la rutina suena tentador y liberador, desconectarte de lo que te ata y necesitas para respirar con tus propios pulmones durante un par de días puede abrirte las puertas a descubrir partes de ti mismo que quizás conocías, pero no sabias encontrar.

Más allá de su interesante argumento y fotografía, su punto fuerte está en las connotaciones que la historia lleva implícitas en su interior. El mensaje es de rebeldía; rebeldía hacía los hombres y rebeldía hacía los estereotipos. Ambos dos todavía presentes y fundamentales en la sociedad occidental de finales del siglo pasado (y ahora). La violencia es una respuesta, pero dentro del marco de la historia no está fuera de contexto. Es verosímil que se actúe así ante los estímulos tan negativos que el exterior envía a ambas protagonistas.

La verdad, creo que yo hubiese hecho lo mismo.