8 de febrero de 2016

Réquiem por los medios

Los medios de comunicación han muerto, ahora florecen altavoces. Se nutren de democracia y mercados. La falsa democracia les da alas y las empresas les brindan recursos. Recursos para mentir, para engañar, para toquetear información sin ningún tipo de control. Para vendernos una opinión como hecho objetivo. 

Y la objetividad no existe.

Se trata de la falacia más grande jamás contada. Un periodista NUNCA debe ser objetivo, debe ser HONESTO, y no dejar la ideología de lado a la hora de decir la verdad. Contar realidades sin pasar filtros de accionistas o jefes de sección. Sin rendir cuentas a los que pretenden reescribir la historia antes de que ocurra o a los que pretenden cocinar la realidad sin ni siquiera contar con hechos. La omisión de información y tergiversación de los hechos se han convertido en las mejores herramientas de censura.

Y en España las noticias las abren dos titiriteros. Dos artistas. 

Detenidos.
Encerrados.
Acosados.
Humillados.

¿Ahora es normal que dos jóvenes pasen días entre rejas por hacer uso de la libertad de expresión en sus obras? Su arte es político y en ello están, en sacar sonrisas con creatividad y denuncia social. En 2016. Y a la mayoría de la gente le parece normal que estén entre rejas. Porque hacían apología del terrorismo, porque a quien se le ocurre delante de los niños, porque hay que ver como el Ayuntamiento lo permite...

Como si la vida no fuese violencia a diario, a todas horas.

A nadie se le ocurre escuchar la versión de los detenidos, porque con Antena 3 tenemos suficiente. ¿Para qué tratar de escuchar más voces? Si el telediario abre con eso es porque es verdad. Y no hay más que hablar.

¿Tu no serás de las que ha votado a Podemos? (Cuando les defiendo)

Sí, les voté, les voté a desgana y ahora no podría estar más arrepentida.

Lo llaman guerra cultural y ya hemos perdido.