1 de octubre de 2010

Still alive

"Compartida, la vida es más". Estos publicistas siempre consiguen sacarme alguna sonrisa inesperada. Me ha hecho reflexionar, darle vueltas a esta especie de máxima. Según los antropólogos y toda clase de entendidos en la materia los seres humanos somos seres sociales. Sí, necesitamos a los otros para configurarnos. Ya sea porque nos llevemos bien o nos odiemos. Nos condicionamos mutuamente y no es discutible. Hace mucho que soy consciente de ello, pero hasta hace relativamente poco no le daba la importancia que merecía. No me paraba a reflexionar la influencia que los otros ejercen sobre mí. Al menos no de forma consciente.

Llevo dos semanas de vértigo en las que no he parado ni a tomar aire y en las que sólo hay o tres cosas que apenas he hecho: comer, dormir y estudiar. Pero a cambio me he dejado influenciar por decenas de gente nueva. No sólo hablo de la gente de clase, que también. Hablo de desconocidos, nuevos conocidos y amigos con los que mi relación va cambiando drástica a paulatinamente con el paso de los días.

Estoy cansada y sólo tengo ganas de desconectarme, pero me parece que el ritmo no va a parar. Miro adelante y todo lo que veo son planes, planes y planes. Gente con la que has de salir, personas que te llaman, trabajos que te motivan y esa sensación de saberte vivo. La prueba más evidente es que apenas me acerco al PC, no tengo tiempo. He estado en mi casa a la hora de comer sólo una o dos veces en toda la semana. Duermo fuera, me muevo, se me escurre el dinero pero sé que esto se parece más o menos a estar vivo.




No hay comentarios:

Publicar un comentario