26 de agosto de 2010

Confesones de una ama de casa atolondrada y prematura

A este paso me va a dar algo, que stress. Voy a escribir al ayuntamiento para que le hagan un monumento a todas las amas de casa del mundo. Cuanto trabajo, cuantas compras, cuantas lavadoras, cuantos trapos de limpiar el polvo. Hasta ahora creía que estaba "trabajando" y "ayudando" en casa pero estos días me están sirviendo para darme cuenta de lo poco que hacía. Mis padres no están en casa nunca y cuando están se pasan las horas durmiendo para recuperar las horas de sueño perdidas. Mi hermano se limita a ensuciar todo lo que toca y mi abuela apenas puede andar, y siempre estamos los tres en casa. Lo hago yo todo, ahora entiendo cuando mi madre decía: "es la primera vez que me siento en todo el día". Os juro que no me lo creía, ¿cómo no va a haberse sentado en todo el día? Pues si, ahora se que es cierto, y es agotador. La ropa de color, las lavadoras blancas, los montones de ropa para planchar, las listas de la compra inacabables, los viajes al súper, a la farmacia, a las doce del mediodía. Veinticuatro horas al día, y ya va más de una semana. Y ahora me marcharé a tender en nada.


Pero no todo iban a ser desgracias ¿no? Por lo menos mañana me voy dos días a un festival de música, genial. Revisaré la cámara y me medio haré la mochila. Buenas noches.

No hay comentarios:

Publicar un comentario