15 de febrero de 2011

De Carnivale y la actualidad

Últimamente andaba medio atontada. No se, exceso de tuenti y embobamiento temporal. Cosas que pasan, temporadas que me sobrepasan. Inactividad creativa y mental. Pero desde hace unos días (más o menos desde la gala comentada de los Goya y mis gritos espontáneos con Rec) volvió a ponerse en marcha mi engranaje mental.


Acabo de acordarme que yo realmente quiero hacer cosas y no solo intentar auto-convencerme de que es así y acabar sin hacer nada. Así que en ello ando. Ahora mismo estoy desenmarañando las mil ideas que me rondan la cabeza, pidiéndome ser elegidas y convertidas en el que, espero, sea mi primer guion de corto (no pongo cortometraje porque suena repipi y redundante además).


Me paro a observar la actualidad para ver si logro encontrar algún tema decente sobre el que divagar y: ¡Cómo está el patio! A pesar de haber mil y un temas están todos más manoseados que la bola anti-estress de la Sinde. La blogosfera y la red en general ya ha explotado al máximo los Goyas, el cine en general, la Ley Sinde, la Antitabaco, Wikileaks y la crisis en general. No se de que hablar en concreto, y no por falta de ideas.


Bueno, me acabo de acordar de algo de lo quería hablar. Hacer una especie de reseña, más bien. Se trata de Carnivale, la serie a la que ahora mismo estoy enganchadísima. No quiero desvelar mucho sobre el argumento, pero es tan diferente a todo lo que había visto hasta ahora que por eso me ha fascinado tanto. Es una especie de Lost fusionado con Balada triste de trompeta situado en el sur de los Estados Unidos -en la depresión de los años treinta-. El ambiente de la feria ambulante es tan mísero y decadente, todo es tan realista que te dan ganas de entrar dentro, de formar parte, de ser uno de los personajes. De compartir sus desgracias y las inquietudes mundanas e imposibles que les atormentan. 

El de la foto es su protagonista, un actorazo que no conocía hasta hace apenas dos semanas (Nick Stahl), que borda el papel, bastante complicado la verdad. El resto del reparto es igual de desconocido y de extraordinario. Lo único que tiene de malo la serie es su extensión, la HBO (siempre destacada por producir series fantásticas tipo Los Soprano o A dos metros bajo tierra)la suspendió cuando llevaba solo dos temporadas. Un error enorme en mi opinión. No obstante, lo bueno y breve; dos veces bueno, así que: a disfrutarla.

Me pasaría horas hablando de ella, criticando algunos detalles y alabando otros mil, pero no me apetece destriparsela a base de spoilers a los espectadores potenciales. Así que, dadle una oportunidad si podéis, pero rápido que Sinde acecha, acompañada de Pajín y su papada, para disuadiros de descargar contenidos ilegales

1 comentario:

  1. Pues habrá que verla.

    Un abrazo

    pd: Celebro que hayas salido de tu estdo apático.

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