25 de marzo de 2010

Elige


Siempre pienso que es una pena no tener una grabadora semi.automática en la cabeza para poder registrar todos los pensamientos. Es una pena, la verdad. Imaginad tenerla en esos momentos en los que deambulas sin rumbo por cualquier calle medio perdida y te pones a pensar y a pensar, a mezclar ideas y sentimientos. ¿Sabes? Cuando te aborda el (tu) mundo, te aborda tu cultura, tus tormentas, tus presupuestos, tus prejuicios, contradicciones y temores, y todo a la vez. Ves un conjunto aglutinado en unos pocos centímetros cúbicos, espacio demasiado insignificante para todo lo que tienes allí metido. Hay veces en las que piensas, cuando llegue a casa lo pondré todo por escrito, me da mucha rabia que se olvide, porque al fin y al cabo, son esos pensamientos los que te configuran como persona y como parte de este mundo/sociedad. Es curioso lo difícil que es explicar a otros esa maldita sensación de que tu mente tiene alas y al fin ves algo en claro. Probablemente a ellos también les pase, pero de manera distinta, que para eso sabemos que no hay dos personas iguales. Es que, por fuerza ha de ser diferente, nadie ha tenido la misma vida que otro, nadie ha sentido en la piel de otro. Empatía, si, pero no es posible absorber vidas, sensaciones y mentes ajenas. Bueno, igual es posible pero a mi no me tocó ese don.

Como digo, en esos momentos medio inconscientes e inconsistentes son cuando te das cuentas de que es todo, cual es el entorno en el que te toca sobrevivir y como saber que marcha debes tomar o ya ni eso, simplemente saber que camino no es el adecuado. Lo que no quieres, vamos. Es mejor saber eso que nada. No seamos pretenciosos, ¿para qué ofuscarse o decidir antes de tiempo lo que queremos? ¿Puedes argumentar por qué lo quieres? No, o tal vez sí, pero no sería lo más común. Siempre tenemos que triar, la vida no es más que una serie de elecciones ininterrumpidas que se encargarán de configurar tu destino aunque luego se convierta en algo completa y radicalmente distinto de lo que esperabas o creías querer. Decide, pero no decidas por decidir o por presión, prisa o miedo. Decide por ti, pero no te precipites. Empieza por averiguar lo que no quieres, y cuando lo sepas y no dudes es cuando realmente puedes plantearte comenzar a tomar tus propias decisiones.

1 comentario:

  1. No sé si será empatía o o pero mucho de lo que cuentas me pasa a mí.

    A veces es difícil decidir consciente y relajadamente. Lo más habitual es que nos precipitemos en nuestras decisiones...y éso nos conlleva a equivocos.

    Un abrazo

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